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COMO CREAR UN MUNDO

Curso de escritura creativa (Brandon Sanderson)

COMO CREAR UN MUNDO

De las partes que componen nuestra novela, la mejor inversión de tiempo recae en aprender a crear personajes, no solo creíbles, sino interesantes y cautivadores; la segunda inversión corresponde a la construcción de la trama y la tercera, a la creación de la ambientación.

La ambientación como servicio de la historia:

Lo más importante es que no sea una sucesión de carteles que uno mira de camino a la verdadera historia. Hay que evitar que eso pase.

Se debe tener un cuidado especial con el volcado de información. Cuando se domina la transmisión de información, esto facilitará que la obra sea aceptada por un agente literario. De modo que se debe explicar el mundo sin llegar a aburrir al lector. Debido a la dificultad para realizar esto último, Sanderson nos propone algunos trucos. El primero, como ya se ha dicho anteriormente, es pensar que el mundo y su construcción está al servicio de la historia y de la creación de los personajes. La intención debe ser facilitar al lector más información sobre el personaje, y, casi como efecto secundario, hablar de la ambientación. La entradas de enciclopedia es lo que debemos evitar. Una de las formas, es pasar esa información a diálogos. Pero cuidado con esto último, pues podemos caer en el problema llamado “conversación de doncella y mayordomo”. En otras palabras, entre ellos se cuentan cosas que ambos ya sabes.

Una de las lecciones más valiosas es la “pirámide de abstracción”. Consiste en imaginar las descripciones como una pirámide, y el objetivo es construir una buena base para esa pirámide, de modo que afiance al lector en la historia. De este modo, cuando empecemos a hablar de conceptos más abstractos, es más fácil entrar en la mente del personaje y que empiece a hacer lo que llamamos “mirarse el ombligo”; es decir, ponerse a pensar del estilo: “Vaya, hombre, tengo un montón de problemas, así que voy a enunciarlos uno por uno para que tú, lector, seas consciente de que soy consciente de que los tengo”. Cada vez que hagáis algo así sacareis al lector de la historia.

Observaréis que, con mucha frecuencia, usáis demasiados “muy” y decís: “estaba muy enfadado” en vez de “estaba iracundo”, “iracundo” está más bajo que “muy enfadado” y además son menos palabras. Cada vez que podáis descender y usar menos palabras, os interesará el cambio. También, al revisar, encontraréis modificadores que en realidad no aportan significado, como “un poco”. Al revisar os encontrareis muchos detalles como este, que podéis eliminar sin ningún coste a la hora de ascender o descender en la pirámide de abstracción. Si aprendéis a hacer esto, afianzareis al lector en un mundo que de una sensación de realidad. Por eso, en muchas ocasiones, es mejor empezar el relato con el personaje protagonista en una situación en la que quiere algo, aunque no esté relacionado con la trama principal. En ese escena, poder incluir elementos del mundo que sean necesarios para el actuar del personaje, de modo que la narrativa atrape al lector y lo sitúa en la posición correcta en el mundo antes de proporcionarle más datos sobre la ambientación.

Por poner un ejemplo: La primera vez que un protagonista usa la magia en serio, corto antes y no llega a mostrarse la escena ya que, en ese momento, necesitaría volcar al lector gran cantidad de información sobre el mundo, y funciona mejor si la reservo para cuando el lector ya esté más metido en la ambientación y conozca a los personajes. Así que, como consejo; aprender a hacer una narración más concreta transmitiendo vuestro mundo a través de los ojos de vuestros personajes.

¿Dirías que una forma de saber si es conveniente empezar una historia explicando la ambientación es que la escena sea al menos tan emocionante como expositiva?

Una novela de fantasía no suele ser una mala idea si quieres empezar con la magia, siempre que se haga a través de los ojos de un personaje que quiera cumplir un objetivo que esté relacionado con la magia. Puede haber un problema o un obstáculo que el personaje resuelva por medio de una pequeña muestra de magia, de esta forma evidencia que hay un mundo entero de magia más allá. La descripción que se haga es esa escena de una parte limitada de la magia sugerirá al lector que hay un mundo más grande que explorar como ya hemos dicho, pero que es mejor que antes domine una parte de ella. Esto puede ser una manera estupenda de empezar una historia.

“Iluminar el hueco”: Consiste en que el personaje exponga que entiende algo y le respondan “no hay tiempo de explicaciones, pero esto es lo que necesitas sabe por ahora”. Funciona muy bien. Pero no debemos abusar, pues frustraremos al lector.

“Ambientación física y ambientación cultural”: La ambientación física abarca todo lo que existiría si no hubiera seres pensantes en el planeta. Clima, actividad sísmica, el mapa del mundo, la flora, la fauna, color del cielo, cosmología y muchos más detalles. La ambientación cultural es, la religión, gobiernos, economías, etc.

Para lograr una buena ambientación en este sentido, hará falta ser “efectivos” y eso aplica a que ya no podréis detallar cada libro con todos los elementos que habéis incluido en vuestro listado sobre la ambientación. A modo de ayuda, Sanderson empieza por un elemento de la lista de ambientación física. A continuación, elige unos cuantos elemento de la ambientación cultural para centrarse en ellos.

Consistencia interna y externa: A modo de ejemplo: si un personaje se pone un anillo y se vuelve invisible, el lector debe poder predecir qué sucederá lo mismo la próxima vez que se lo ponga. En la consistencia externa, el autor trata de explicar la ambientación de su obra de un modo que tenga sentido para un lector que comprenda el funcionamiento de la física y las leyes que rigen el universo.

El equilibrio entre la consistencia interna y externa puede ayudar a crear un sistema de magia que no parezca serlo, y eso se consigue convenciendo al lector de que así es como funciona el universo. Pero, existe la posibilidad de que la consistencia interna de una ambientación entre en conflicto con la externa. A modo de ejemplo, Sanderson escribió una historia en la que nadie montaba a caballo, a lo que todos en su grupo de escritura dijeron “¿Qué tontos, porque a nadie se le ocurre probar a subir encima?”. Al autor le costó mucho trabajo convencer a sus lectores de que era realista, que la gente no montaba a caballo porque de hacerlo dañarían a los animales. Los lectores tenían metida en la cabeza la idea de que los caballos son animales que se montan y, por tanto, con consciencia interna de su ambientación, por muy lógica que fuera, incumplía la normativa externa.