Curso de escritura creativa (Brandon Sanderson)
CONCEPTOS
La promesa: «Promesa de Tono»: sirve para señalar el matiz y la manera en que se desarrolla la trama. Si estás creando una comedia extremadamente divertida, evita iniciar con un fallecimiento triste que genere emociones de tristeza en el lector. En lugar de eso, introduce aquello que falta en la vida del personaje y los obstáculos que están obstaculizando su consecución. Es relevante presentar las aspiraciones profundas del personaje y los elementos que están actuando como barreras para su logro. El propósito radica en presentar a un personaje que experimenta una necesidad apremiante, que siente un anhelo que se ve afectado por algún defecto y que enfrenta un dilema en su vida que está intentando resolver. No es imprescindible que esta situación ocurra necesariamente en el primer capítulo.
El progreso: El progreso representa un elemento de mayor relevancia en comparación con la promesa y el premio. El desarrollo de la narrativa, su desarrollo, adquiere mayor importancia.
La recompensa: Se trata simplemente de que el autor cumpla con lo que ha prometido.
COMO CREAR UNA TRAMA
La mayoría de mis esquemas comienzan con un encabezado dedicado a los personajes, seguido de uno para la ambientación y otro para la trama propiamente dicha. Luego, en la primera sección, se listan los nombres de los personajes principales. Cada personaje cuenta con su propio subapartado, y se agrega otro para los personajes secundarios, que a su vez se subdividen en apartados individuales para cada uno de ellos.
En la sección dedicada a cada personaje, se inicia con una descripción de quién es y luego se detallan sus diferentes arcos a lo largo de la novela. Este enfoque se aplica a todos los personajes: expongo para mí mismo cómo empiezan y hacia dónde se dirigen. Por lo general, los personajes secundarios reciben un párrafo breve cada uno.
En la parte de ambientación, se incluyen subapartados para hablar sobre aspectos como la magia o la tecnología, dependiendo del contexto, así como la construcción del mundo en términos físicos o culturales. Estos subapartados suelen tomar la forma de entradas de enciclopedia, donde defino cada uno de esos aspectos. En caso de extenderse demasiado, pueden subdividirse aún más.
Uno de mis principales objetivos es establecer las premisas, el avance y las recompensas. Por ejemplo, al planear el primer volumen de la trilogía «Nacidos de la Bruma», tenía en mente una trama de robos. Al mismo tiempo, sabía que habría un hilo de maestro-aprendiz, que se centraría en la historia de Vin aprendiendo a ser una «nacida de la bruma». Además, tenía en mente lo que denomino una «trama de información», similar a una trama de misterio. Esta trama revelaría gradualmente pistas sobre el pasado del Lord Legislador. Por último, estaba la subtrama romántica entre Vin y Elend.
Luego, tomando en cuenta estas cuatro premisas, buscaba cómo unir una historia en torno a estas ideas. Manejaba cuatro tramas principales, cada una con sus propias promesas, progreso y recompensas. Sin embargo, una de estas líneas argumentales debía destacar un poco más que las demás. Al trabajar en el libro, la trama de los robos pasó a segundo plano y la del maestro-aprendiz se convirtió en la trama principal.
Una vez que estas tramas están establecidas, es necesario construirlas. Esquema de la trama: Cuando delineo la trama de un libro, generalmente empiezo en la parte superior con lo que deseo que ocurra. En una trama centrada en una relación, podría ser: «El personaje A y el personaje B se convertirán en pareja al final». Luego desarrollo lo que eso implica en función de la historia. Puede ser que resuelvan sus problemas de antipatía y estén dispuestos a colaborar finalmente. Defino esto en la parte superior para identificar lo que busco lograr.
Luego planifico hacia atrás. Comienzo con el objetivo, ya que cuando tengo claro lo que hace que algo sea satisfactorio, puedo idear mejor el progreso necesario para alcanzar esa satisfacción.
Tomemos como ejemplo el concepto de enigma. Utilicemos el término «Misterio» como título y a continuación detallo el objetivo de «Descubrimiento X», explicando las razones que hacen que desentrañar X sea tan cautivador. Mi intención es dotar a esta escena de un impacto asombroso. Este esquema se repite para cada una de las tramas presentes en el libro, así como para los desarrollos de los personajes una vez que sus direcciones se han definido. Es probable que, en este punto, mi esquema no siga un orden cronológico, sino que esté organizado por secciones temáticas. De esta manera, orquesto todos estos elementos en una secuencia de progresiones argumentales y evolutivas. Llevo a cabo este proceso durante el acto de escribir. Reconfiguro los componentes de estas listas y, posteriormente, construyo una estructura cronológica sólida, no solo dentro de cada trama, sino amalgamando todas ellas. Utilizo esta estructura para dar forma a las escenas a medida que visualizo dónde encajarán. Así pues, cuando me siento a redactar, solo necesito concebir una escena que logre los objetivos A, B y C. Para mí, este enfoque resulta mucho más sencillo que intentar tener la totalidad del argumento de la obra en mente mientras escribo una escena, temiendo que alguna faceta no concuerde con otras.
En términos generales, al trabajar en una novela, es recomendable contar, al menos, con un patrón argumental fundamental, una evolución para los personajes y algún tipo de subtrama arquetípica, ya sea una relación interpersonal o un proceso de aprendizaje, entre otras opciones. De manera resumida, se pueden identificar tres líneas argumentales principales: la trama central, las relaciones interpersonales y el desarrollo personal de los personajes.
Existen diversas estructuras básicas para las tramas literarias. El monomito, por ejemplo, presenta un escenario en el que un personaje inicialmente se encuentra en su hogar y se resiste a emprender una aventura. A pesar de su reluctancia, se ve compelido a abandonar su zona de confort, cruzar el umbral y sumergirse en lo desconocido. A continuación, se desarrolla el camino de iniciación, en el cual el protagonista enfrenta una serie de desafíos y debe aprender a superarlos. En esta etapa suele surgir un mentor, que posteriormente desaparece de manera abrupta. Asimismo, aparecen compañeros cuya presencia se torna misteriosa cuando el protagonista se acerca al meollo de la cuestión, que suele ser un descenso al inframundo. Si esta narración es una metáfora, el punto más bajo coincide con un período de adversidad total. Sin embargo, de ese abismo emerge un renacimiento, el personaje evoluciona y toma decisiones cruciales. Esta evolución nos permite apreciar un arco de personaje intrigante.
En esta instancia radica la distinción entre una estructura y un arquetipo. Mediante un arquetipo de trama, el autor persigue evocar emociones específicas en los lectores, siguiendo una secuencia de pasos más o menos predefinidos que conducen a dicha emoción. No obstante, una estructura es una estructura de soporte, un armazón que guía la composición de la narrativa. Si esta estructura se vuelve demasiado inflexible, se corre el riesgo de incorporar elementos a la historia que no se integran de manera fluida.
El desarrollo de la trama en el arte de la escritura de descubrimiento se puede abordar mediante un método conocido como «sí, pero / no, y». Este enfoque consiste en sumergir al personaje en una situación aterradora desde el comienzo y luego reflexionar sobre las opciones más astutas o racionales que podría adoptar para liberarse de tal aprieto. El personaje elige una opción, y entonces se plantea la pregunta: ¿Funciona? Si la respuesta es afirmativa, se añade un «pero»: algo inesperado sale mal. Si, en cambio, la respuesta es negativa, se incorpora un «y»: el problema adquiere mayor magnitud y se vuelve más complicado.
Cuando una narración enfrenta dificultades, surge la interrogante sobre si es necesario modificar al personaje o la trama en sí. Por lo general, alguien con experiencia podría intuir cómo solventar el problema. No obstante, para los escritores novatos, mi sugerencia es que perseveren en culminar la historia. No detengan el proceso, incluso si perciben que algún componente fundamental falla, ya que el simple hecho de finalizarla les proporcionará las herramientas para remediarla. El fenómeno del bloqueo del escritor, a menudo, denota que el subconsciente detecta un inconveniente en el libro, pero no logra identificar cuál. En otras ocasiones, el subconsciente siente temor porque no tiene claridad acerca de la dirección a seguir y presume que debería tenerla, lo que genera inseguridad y obstruye el avance. En la mayoría de los casos, se requerirá realizar numerosas revisiones y, para llevar a cabo este proceso, contar con un texto completo resulta esencial. Es importante que suceda algo en la trama, y es beneficioso consultar con personas cercanas y plantearles: «¿Qué harías en esta situación?»
Frecuentemente, al día siguiente descarto el texto problemático, lo reescribo desde cero y luego lo integro nuevamente en el libro, lo cual produce resultados positivos.
